Una forma de prevenir la discriminación es analizar qué pensamos y decimos de los demás. ¡Haz este ejercicio mental!
Recuerda cuántas veces has puesto un apodo ofensivo a alguien por su apariencia física.
Si quieres prevenir la discriminación piensa cuántas veces has lastimado o alejado a otros por su forma de ser, de vestir, sus costumbres, su color de piel o simplemente porque no piensa igual que tú.
Muchas veces lo hacemos sin darnos cuenta, pero es importante que estemos atentos y empecemos a cambiar algunas palabras o actitudes que hacen sentir a alguien incómodo, triste o como si valiera menos.
Podemos identificar la discriminación cuando vemos que alguien trata mal, se burla, o molesta a otra persona, ya sea por su estatura, su peso, su color de piel, su forma de ser, su religión, su dificultad para hacer algo, porque tiene una discapacidad, una enfermedad o por cualquier otro motivo.
La discriminación puede presentarse cuando alguien habla mal de otra persona, evita convivir con ella, o incluso la lastima con algo más grave que las palabras. Por ejemplo, cuando a una niña no se le permite estudiar en la escuela por tener una enfermedad, o bien, cuando un niño es molestado por ser pobre.
En cualquiera de estas situaciones que se presenta la discriminación, no se está respetando el derecho que todos y todas tenemos a tener una vida digna para hacer lo que nos gusta sin molestar a otras personas.
En nuestro país la gente debe respetar que a un niño le guste jugar a juegos que generalmente juegan las niñas, o que a una niña le gusten cosas que se ve más comúnmente en los niños.
Una persona con discapacidad sólo tiene una limitación para hacer ciertas cosas, pero es capaz de hacer muchas otras cosas si el entorno se lo facilita y aportar a la sociedad lo que sabe hacer.
Las personas tienen el derecho de tener la religión que deseen y sus creencias deben ser respetadas.